lunes, 6 de julio de 2015

Esguinces y Luxaciones


Otros problemas muy comunes, ante los que se enfrentan los ortopedistas, son las luxaciones y los esguinces. Primero para entenderlos, debemos entender a que se refiere cada uno de estos términos.

Un esguince es una lesión de los ligamentos alrededor de las articulaciones, los cuales tiene la función de mantener los huesos juntos y en realidad son sumamente fuertes y con un rango de estiramiento y flexibilidad muy amplio. Sin embargo, cuando estos llegan a un punto de hiperextensión, al forzar a la articulación a moverse a una posición que no es natural, los ligamentos pueden inflamarse, desgarrarse o romperse. Puede ser un esguince agudo, que se da repentinamente, debido a un trauma en la articulación, o puede ser un esguince crónico, producido por movimientos repetidos durante periodos prolongados de tiempo que desgastan los ligamentos hasta que ceden. Las articulaciones más afectadas son el tobillo, la rodilla y la muñeca, principalmente por actividades deportivas como el atletismo, el tenis, el básquetbol, levantamiento de pesas, entre otros.
Para clasificarlos de acuerdo a su carácter clínico se utilizan tres categorías:
· 1º grado: desgarro mínimo con articulación estable.
·  2º grado: ruptura parcial de los ligamentos con pérdida funcional de la articulación.
·  3º grado: ruptura total de los ligamentos, que generan una articulación inestable.
Los síntomas pueden ser: dolor articular y muscular, edema, rigidez y hematomas.
Por otra parte, las luxaciones son la pérdida de la relación normal de los huesos en una articulación, es decir, que al ser la zona de unión de huesos, estos ya no mantienen esa posición anatómica funcional correcta. Estas pueden ser parciales (subluxaciones) o totales, conocidas como las famosas luxaciones. Principalmente se generan en el hombre, codo, tobillo y las falanges de manos/ pies. Son provocadas principalmente por actividades deportivas que requieran mucha movilidad o fuerza, así como movimientos inadecuados del cuerpo por una caída, problemas congénitos (como la luxación congénita de cadera). La articulación ayuda a que un hueso se desplace sobre el otro para favorecer el movimiento, sin embargo, cuando se vence la resistencia de ésta, se desacoplen y se genera una luxación. Éstas se pueden favorecer por falta de contención de los huesos, hiperlaxitud de los ligamentos, descontrol o bajo desarrollo de músculos, traumatismos, etc.
Sus signos y síntomas son: dolor intenso al moverse, impotencia funcional, deformidad y edema.

Es necesario que se tenga atención médica y un tratamiento lo más pronto posible para reducir la luxación debido a complicaciones, como: rigidez, hematomas, calcificaciones, daño a nervios y lesiones vasculares. Se debe  inducir anestesia general o local y después realizar maniobras de reducción correctas y suaves y para reacomodar la articulación. Después se debe inmovilizar adecuadamente, limitando más no impidiendo el movimiento y por último ir a rehabilitación de acuerdo a la extensión de la lesión.  

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